Abril 1
La sabiduría que proviene de Dios es un tesoro
Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo eso en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti (2 Crónicas 1:11-12).
Reflexión: Qué valiosa enseñanza nos dejó Salomón, él pudo haber pedido riquezas, honra, poder; pero no, pidió sabiduría. El rey Salomón sabía que la sabiduría que proviene de Dios es el tesoro más preciado que podemos tener, y así lo describe en Proverbios 8:11 “Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella”. Muchas veces cometemos el error de pedir afanadamente a Dios riquezas, poder, vanidades, queremos alcanzar esos sueños deseados sin importar el precio, sacrificando nuestra familia, nuestra vida, nuestro tiempo, hasta nuestra relación con Dios porque queremos alcanzar eso que pensamos que nos hará felices, pero en ocasiones por más que trabajemos y nos desgastemos no alcanzamos lo que queremos, más bien nos vemos envueltos en frustraciones y problemas. Pensemos por un momento ¿estamos dejándonos guiar por la sabiduría Divina de nuestro Padre Celestial o estamos trabajando bajo nuestros propios esfuerzos? ¿Será que mis esfuerzos me encaminan a la meta que quiero alcanzar o solo me estoy dejando llevar por la corriente sin rumbo fijo? A veces nuestras oraciones se basan en “Quiero, Quiero, Quiero” queremos que Dios nos dé todo sin esfuerzos. Aprendamos del rey salomón y pidamos la Sabiduría Divina, digámosle a nuestro Padre yo no puedo solo guíame por los senderos que me conducen a ti, ayúdame a discernir con sabiduría, presentémosle nuestros planes y proyectos a Dios, pidámosle su aprobación. El rey Salomón sabía que le tocaría dirigir a un pueblo, que sus decisiones afectarían a otros, que tendría que pasar tiempos buenos, pero también tiempo de crisis, por eso pidió sabiduría. Hoy también se nos ha entregado una vida por la que debemos responder, pues no es nuestra, una familia, unos hijos, unos compañeros de clases o trabajo por los cuales somos responsables, nuestras decisiones también pueden influir sobre otros. Por eso, arrodillémonos a diario pidiendo esa claridad, esa sabiduría Divina que solo Dios puede brindarnos, orando con Fe. Dios te Bendiga.